“Que no nos tome por sorpresa”
Estar siempre preparados no es exageración, es prudencia
Por: Vanessa Peñafiel
Ecuador está rodeado de volcanes razón por la cual debemos estar preparados para cualquier inconveniente, un ejemplo de ello es la reciente erupción del volcán Tungurahua que produjo la aparición de una enorme nube de ceniza que llego hasta provincias de la costa ecuatoriana.
La ceniza volcánica son rocas pulverizadas expulsadas en una nube de vapor y gases. Es abrasiva, irritante y pesada. Perjudica los cultivos y los cursos de agua. Cuando se combina con gases tóxicos perjudica la salud de personas con problemas respiratorios. Vale aclarar que los gases altamente concentrados, capaces de envenenar a una persona sana, se encuentran solo en una zona muy cercana al volcán.
La inhalación de la ceniza puede provocar el empeoramiento de enfermedades pulmonares, asma, silicosis (enfermedad fibrósica-pulmonar de carácter irreversible) por exposición prolongada al aire libre. También puede provocar trastornos gastrointestinales por la ingestión de agua contaminada con flúor y posiblemente con metales pesados como arsénico, mercurio, etc. o por la ingesta de alimentos contaminados por lo que se recomienda que los depósitos de agua y los alimentos que se elaboran y consuman al aire libre deban ser cubiertos. Es causante de daños oculares, como conjuntivitis y abrasiones en la córnea.
Como los gases retenidos en las cenizas se liberan lentamente, pueden provocar problemas respiratorios y asfixia, sobre todo en las zonas donde la ceniza es importante. Las más afectadas serían las personas que padezcan de problemas respiratorios o alergias.
Aunque un volcán esté o no en erupción pueden emitir gases entre ellos:
•El dióxido de azufre, el mismo puede reaccionar con las gotas de agua atmosféricas y formar la denominada lluvia ácida.
•El dióxido de carbono, al ser más pesado que el aire, se ubica en las áreas bajas y puede acabar con la vida de las personas cuando se encuentra en altas concentraciones.
•El flúor es nocivo cuando es absorbido por partículas de ceniza volcánica, principal causante de la contaminación de las reservas de agua.
La mejor manera de evitar todos estos inconvenientes que pueden resultar en afecciones irreversibles en nuestra salud es la prevención. En casos como el vivido hace poco en nuestro país es elemental llevar mascarillas antipolvo o un trapo húmedo que cubra nuestra nariz y boca, también se recomienda la utilización de lentes para evitar el contacto de la ceniza con nuestros ojos y por supuesto cubrir todas las reservas de agua y alimentos que se encuentren al aire libre, pues los efectos de una erupción volcánica no solo se viven cerca del lugar del hecho sino que las consecuencias, que en muchos casos son fatales, viajan junto a la nube de ceniza que provoque la erupción.
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