Por: Kherly Castro Godoy
Después de 25 años de unir el suburbio oeste con el sur de la ciudad, el puente Pío López Lara nombrado así por el Concejo Cantonal, localizado en la calle Francisco Segura, fue demolido el lunes 13 de junio para dar paso a un nuevo viaducto que será culminado en un lapso de 13 meses, y se espera que este sea otro ícono arquitectónico de la urbe porteña.
La obra tiene un costo alrededor de $ 4’875.761 a un plazo de trece meses y se entregaría en julio de 2012. El puente tendrá 144 metros de largo y 21 de ancho, con cuatro carriles y ciclo vía.
Desde que se anunció la construcción del nuevo puente, decenas de familias que viven debajo de esta estructura esperan ser reubicadas y acogerse a uno de los programas de viviendas que lleva a cabo el gobierno nacional. En un breve recorrido por este sector, apreciamos que dos familias sufren de una gran enfermedad que muchos no conocen y se llama contaminación acústica (o contaminación auditiva) al exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Si bien el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en la calidad de vida de las personas si no se controla adecuadamente.
Para Sofía y Pedro quienes tienen un bebé de apenas 5 meses les resulta muy difícil vivir en medio de tanto ruido, que empiezan desde las 8 am hasta las 7 u 8 de la noche, en ocasiones un poco más tarde. El joven egresado de la FIEC de la carrera de Ingeniería en Ciencias Computacionales, en la ESPOL; Pier Maquilón Lipari (ganador del primer lugar en el XV concurso de año VIEJO ECOLÓGICO que se corre cada año en el ICQA) manifestó que la contaminación acústica influye negativamente en la capacidad auditiva de las personas y propicia otros trastornos en el organismo. “Los efectos nocivos del ruido van desde la pérdida del sueño hasta alteraciones cardiovasculares y la disminución del apetito sexual”.
El tráfico es el principal responsable de la contaminación acústica en ciudades como Guayaquil, aunque también son generadores de ruido las obras públicas, los aeropuertos y los locales donde se realizan actividades nocturnas (bares, discotecas), se ha visto como una señal de progreso, sin importar que esos medios contaminen de maneras distintas nuestro medio ambiente, lo peor del caso es que hemos aprendido a convivir con el ruido.
El tráfico es el principal responsable de la contaminación acústica en ciudades como Guayaquil, aunque también son generadores de ruido las obras públicas, los aeropuertos y los locales donde se realizan actividades nocturnas (bares, discotecas), se ha visto como una señal de progreso, sin importar que esos medios contaminen de maneras distintas nuestro medio ambiente, lo peor del caso es que hemos aprendido a convivir con el ruido.
"Las civilizaciones en desarrollo crearan más ruido, menos no. De esto estamos seguros".
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