27 nov 2011

LOS TRANSGÉNICOS Y LA SOBERANÍA ALIMENTICIA.

La implementación de este tipo de procedimientos como es la de los transgénicos, que se refiere a la utilización de organismos de origen vegetal o animal están siendo usados por grandes empresas en sus cultivos. La idea es poder tener un producto con mayor durabilidad y nutrición. Es así, que grandes multinacionales extrajeras aplican este método para obtener mejores resultados al momento de exportar sus productos.
Unas de las empresas más reconocidas por ejecutar estos procesos son la estadounidense MONSANTO y la suiza NOVARTIS. Estas cadenas actúan apoyadas por la Organización Mundial de Comercio, y ante esta situación han surgido algunas alternativas por parte de la sociedad civil, así como campañas en contra del no patentamiento de la vida y, a nivel de los gobiernos, el denominado Protocolo de Bioseguridad, logrado en el marco del Convenio de Diversidad Biológica.
Cuando se negoció el Convenio antes mencionado, por presión de algunas ONG’s y de gobiernos (como Etiopía, Malasia y otros) se llegó a incluir un artículo - el Nº19/3 - mediante el cual se obligaba a que dentro de este acuerdo exista un Protocolo de Bioseguridad para que reglamente el uso, manipulación, transferencia y movimiento de organismos vivos modificados.
En  nuestro país el tema de los transgénicos no es aceptado como lo ha sido en otros países. Para Ecuador  la soberanía alimentaria es un concepto relacionado con el derecho de los pueblos a definir su propia alimentación agrícola. Este es un concepto político e ideológico, mientras que la seguridad es técnica. Así,  la asamblea en un texto constitucional sobre los transgénicos llego al siguiente consenso:
Se declara al Ecuador como país libre de cultivos y semillas transgénicas. Sólo por excepción y en caso de interés nacional debidamente fundamentado por el Presidente de la República y aprobado por la mayoría de la Asamblea Nacional, se podrán introducir semillas genéticamente modificadas. El Estado regulará bajo estrictas normas de bioseguridad el uso y el desarrollo de la biotecnología, así como su experimentación, uso y comercialización”.
Se hace una declaración de país libre de transgénicos, pero abre una pequeña puerta a excepciones.
Por otro lado, hace un llamado a aplicar normas de bioseguridad para otras aplicaciones de la biotecnología (por ejemplo para bioremediación y medicina).
Entonces se puede concluir que los productos transgénicos pueden dar beneficios económicos a las empresas que recurren a este tipo de organismos para cultivar sus alimentos, pero no por eso representa un bien para la salud de quienes lo consumen. Y en nuestro país la soberanía alimenticia no se apoya de este método sino en la agricultura que siempre ha sido usada desde hace años, sin uso de sustancias que afecten o modifiquen los alimentos que consumimos.

Por: 
Jenniffer Encarnación.

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